Comentario
La gravedad de la situación de Bélgica obligó a los franceses a correr para completar su despliegue en el Dyle y el Mosa antes de que se hundiera por completo el ejército belga. En la zona de las Ardenas, Corap y Huntziger, informados de que los alemanes avanzaban por todas las carreteras practicables, lanzaron contra ellos sus divisiones de caballería y motorizada en la mañana del 10 de mayo, tratando de retrasar los avances alemanes para soldar bien sus líneas. Estas cinco divisiones tropiezan pronto con fuertes columnas alemanas, que con el apoyo de los bombarderos en picado, rechazan a los franceses casi sin interrumpir su avance.
El día 11, las dos divisiones de caballería metidas en la operación por Huntzinger, son violentamente rechazadas contra el río Semoy: increíblemente, Sedán se halla en primera línea. Más al norte, Corap debe retirar apresuradamente a sus divisiones de caballería y motorizada tras el Mosa para evitar su copo y aniquilación.
La sorpresa, pues, era completa: mientras tres ejércitos aliados penetraban en Bélgica, felices por la escasa actividad aérea desplegada por la Luftwaffe sobre ellos, la tormenta comenzaba a abatirse sobre el frente de las Ardenas. Gamelin y su Estado Mayor, obcecados con su plan, no acertaron a ver dónde estaba la amenaza real y no se olieron la trampa que les estaban tendiendo los alemanes: cuantos más soldados aliados penetrasen en Bélgica, más quedarían atrapados en la bolsa de Flandes, por eso la Luftwaffe permitió su cómodo avance por las carreteras belgas.
En la tarde del día 11, aparecieron ante Bouillon los tanques de Guderian. El Mando francés comenzó entonces a calibrar la importancia de ese ataque y ordenó que se reforzase al general Corap con una división blindada y 3 de infantería... De haber llegado esas fuerzas al frente el día 12, como se había decidido, hubieran podido variar la suerte de la batalla, pero se incorporaron el día 17, cuando ya todo estaba perdido para Francia.